Conseguir ideas para fotografías puede llegar a ser difícil. Hay dos tipos de fotógrafos: los que crean composiciones de la nada gracias a su imaginación y los que crean composiciones gracias a la inspiración en otros. Y luego está la inspiración personal: cuando de tus propios problemas, alegrías o subconsciente logras dejarte llevar y crear una composición inesperada. Está recreando algo que hay en tu interior, pero es gracias a tu creatividad.
Esta sesión fotográfica explica visualmente lo que es la inspiración personal, pero para comprender lo que hay detrás de la fotografía se debe conocer el contexto de su creación.
El eje central es una pequeña planta de Ikea, raquítica y que insiste en marchitarse en vez de continuar viviéndose. Mi vecino, que es jardinero, me recomendó que la tirara e incluso me ofreció una nueva mucho más frondosa, pero yo me empeñe en continuar cuidando de la planta hasta que comenzó a brotar. Esa es la primera fotografía: mi planta. Mi negación a dejarla ir.
Paso un mes hasta que retome la sesión. Acababa de terminar un rodaje, donde trabajaba como cámara y videógrafo, y sentía todo el peso de la realidad sobre mis hombros. No era mi mejor momento personal y al llegar a casa comprendí lo difícil que era la situación. El rodaje se había acabado y todo lo que era mi burbuja de aislamiento también. Por eso comencé a disparar con mi cámara, buscando aislarme de nuevo.
Esta sesión la realice en un par de horas, cambiando completamente la estética de la primera fotografía. En esta primera había utilizado un objetivo específico para mostrar la planta, pero ahora quería crear un cuadro sin necesidad de retoques pictóricos. Llevé la planta hasta la ventana y utilice todo lo que el exterior mi ofrecía para crear esos fondos coloridos: otras plantas, jardines e incluso el contenedor de basura aportando un toque amarillo.
El clima parecía estar con los mismos ánimos que yo, porque empezó a oscurecerse el cielo y a caer una fina lluvia que quedó retratada en la sesión. Las gotas se convirtieron en haces de luz que permitían jugar con las sombras y las diferentes composiciones.
Esta sesión estuvo expuesta en Madrid y cada fotografía ha ido a parar a un hogar distinto. Para mí no eran un trabajo más, sino una metáfora de mí mismo. El renacer de la planta era mi propio renacer a través de la decisión que tome ese día. La transición que se representa mediante la luz, oscuridad y de nuevo luz gracias a las gotas, era lo que sucedía dentro de mi cabeza.
¿Habéis experimentado alguna vez este tipo de inspiración personal? Si es así, contadme un poco vuestras experiencias en los comentarios.